CIUDAD DE MÉXICO. A nivel mundial, 27% de las mujeres de 15 a 49 años que viven en pareja han vivido violencia física o sexual en su vida, lo que equivale aproximadamente a 1,000 millones de mujeres, y 13% la padeció en el último año, de acuerdo con un estudio publicado por la revista médica británica The Lancet el 16 de febrero de este año.

Las cifras entre las mujeres jóvenes son graves y preocupantes. El 24% de las mujeres en el rango de 15 a 19 años la ha experimentado, así como 26% en el rango de 19 a 24 años, según el estudio, que recopila datos entre 2000 y 2018, y que engloba 161 países y áreas, las cuales cubren 90% de la población mundial de mujeres y niñas de 15 años o más. De hecho, el reporte es considerado uno de los más grandes hasta ahora realizados. El reporte muestra también que la violencia doméstica ya era alarmante aun antes de la pandemia.

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“La violencia de la pareja íntima puede tener importantes efectos en la salud física y mental a corto y largo plazo, que incluyen lesiones, depresión, ansiedad, embarazos no deseados e infecciones de transmisión sexual, entre otros, y también puede provocar la muerte. Se estima que entre el 38% y el 50% de los asesinatos de mujeres son cometidos por parejas íntimas en todo el mundo. La violencia de la pareja íntima también genera costos sociales y económicos sustanciales para los gobiernos, las comunidades y las personas”, señala el documento.

Estos hallazgos, señala el reporte, muestran que la violencia de pareja contra las mujeres ya era muy prevalente en todo el mundo antes de la pandemia de COVID-19. Los gobiernos no están en camino de cumplir con las metas de los ODS (Objetivos de Desarrollo Sostenible) sobre la eliminación de la violencia contra las mujeres y las niñas, a pesar de las sólidas pruebas de que se puede prevenir la violencia de pareja”.

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Subraya la necesidad urgente de invertir en diversas medidas para fortalecer el combate a la violencia de pareja y que se aborde desde distintas áreas, sobre todo, después de la pandemia.

Otro de los hallazgo destacado es que países de regiones de ingresos altos como Australasia, Europa Occidental, Europa Central, el Sur de América Latina, tuvieron menores tasas de prevalencia de violencia física o sexual.

“Estas diferencias entre las regiones de ingresos más altos y más bajos fueron notablemente más pronunciadas con la prevalencia del último año que con la prevalencia de toda la vida, y las diferencias relativas entre la prevalencia de toda la vida y el último año fueron menores en los países y regiones de bajos y medianos ingresos”, asegura.