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CIUDAD DE MÉXICO. Giselle Mendoza tenía 14 años cuando decidió que quería crear una empresa ecológica con impacto social. Años más tarde no solo se encontraría en el proceso de crear un plástico 100% biodegradable, sino que sería una estudiante y emprendedora mexicana que llamó la atención en Silicon Valley.

Giselle pronto se graduará como economista, a la par, es ya una emprendedora con impacto social y directora de Geco Technologies, empresa que se encarga de dos cosas: comercializar productos sustentables y desarrollar bioplástico a partir de cáscara de naranja.

A su corta edad, 22 años, Giselle ha logrado ganarse un lugar dentro del ecosistema emprendedor mexicano gracias a los conocimientos y experiencias que ha adquirido desde que comenzó oficialmente este proceso hace cuatro años.

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Uno de los momentos que más ha marcado su vida hasta ahora fue cuando alcanzó el reconocimiento internacional por su talento.

En 2019, Silicon Valley Bank Trek la invitó a formar parte de su maestría de emprendimiento, en la que participaron alumnos emprendedores de universidades como Harvard, MIT, Oxford o Stanford. Silicon Valley Bank Trek es una iniciativa que da oportunidad a estudiantes de todo el mundo para acercarse a compañeros, asesores y conocimientos que los impulsen en su desarrollo profesional.

“Para mí fue un honor, que de todos los perfiles fui la única estudiante latinoamericana seleccionada en ese programa, representando a mi país, a todos los países y universidades latinoamericanas”, dice en entrevista con Dalia Media.

Tras el impacto inicial que le causó darse cuenta que estaba al nivel de estudiantes emprendedores de prestigiadas universidades, Giselle aprovechó la oportunidad de conocer cómo funciona Silicon Valley y aprender de otros ecosistemas de emprendimiento.

“Regreso de Silicon Valley y de (TrepCamp Advanced Program) de la Universidad de Boston en shock. Se me quedó muy grabado que platicando con un doctor mexicano por Harvard, me dijo que su métrica era: si nuestros emprendedores no bajan en su primer año de emprendimiento al menos 100,000 dólares es porque nosotros estamos haciendo algo mal”, recuerda la joven estudiante del Tecnológico de Monterrey.

Lamentablemente, menciona Giselle, en México aún estamos lejos de eso y falta apoyo para los emprendedores, especialmente para quienes lo hacen en ciencia y tecnología como ella y que, por ende, representan inversiones de alto riesgo.

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“La verdad he visto que la mayoría de los inversionistas de acá (México) buscan un retorno de inversión muy rápido o no entienden las etapas que llevan los desarrollos tecnológicos”, explica.

Gracias a su experiencia en el extranjero, la emprendedora mexicana también comprendió que no debería ser tan difícil emprender en estas áreas porque "justo eso es lo que nos da las ventajas corporativas como país".

Actualmente, Giselle y su equipo están lanzando una línea de comercialización de productos sustentables con los cuales tienen planeado recapitalizarse y continuar el desarrollo tecnológico del bioplástico.

“El potencial de este material es muy grande, muy ambicioso, porque realmente en el mercado no existe un solo bioplástico 100% biodegradable, aunque los vendan como tal, no existe aún ninguno. Es una gran oportunidad que estamos desarrollando”, señala.

Mientras trabajan en este desarrollo, que pretenden escalar a nivel industrial, el camino y los éxitos de Giselle, quien también es amante de la naturaleza, el baile y el montañismo, continúan.

En 2019 ganó el premio Santander a la Innovación Empresarial y sigue visitando Silicon Valley como parte del programa Cuarto Espacio del Consulado General de México en San Francisco.

“En 2019 ganamos el premio Santander a la Innovación Empresarial, lo cual ha sido parte del capital semilla para continuar trabajando y generar otra empresa que permitirá seguir la investigación y desarrollo”, detalla Mendoza.