CIUDAD DE MÉXICO. “Tantas son las cosas que se esperan de una mujer moderna… estudios, carrera, ser esposa y mamá, y además combinar modernización y tradición, todo en perfección absoluta”, así comenzó en la ciudad de Berna el mensaje de bienvenida de la directora general de la Agencia Suiza para el Desarrollo y la Cooperación (COSUDE), la embajadora Patricia Danzi. “Es verdad que esto nos da resiliencia y la capacidad de innovar la hemos casi perfeccionado”, agregó.

El 3er Foro Suizo de Mujeres Líderes, llevado a cabo en la recientemente remodelada residencia Suiza sobre Paseo de la Reforma, en la Ciudad de México, tuvo como evento central el panel Las Mujeres como Motor de Recuperación Económica y Resiliencia en Tiempos de Crisis.

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Belén Sanz, representante de ONU Mujeres México, platicó con mujeres empleadas destacadas en diferentes empresas suizas con presencia en México. Ellas hablaron de su experiencia durante la pandemia.

Sin embargo, los retos van mucho más allá. Los mensajes emitidos en el marco de los 75 años de relaciones diplomáticas entre Suiza y México, tanto del embajador, Eric Mayoraz, como de Fernando Cruz, presidente de la Cámara Suizo Mexicana de Comercio e Industria, citaron las cifras negativas del impacto en las mujeres tras el inédito 2020.

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“En México, según la OIT, entre abril y junio de 2020, se estimó que el porcentaje de mujeres que participa en el sector laboral disminuyó en 14%, frente a 6% de los hombres, en comparación con el año anterior”, recordó el Embajador, y felicitó a las organizaciones que están implementando la educación dual entre ambos países.

Recordó también que para lograr amortiguar los efectos de la crisis es necesario un compromiso del sector privado, los gobiernos y la comunidad internacional. “Un año después del inicio de la pandemia, consideramos que es momento adecuado para replantear ciertas dinámicas laborales”, agregó, destacando que entre los invitados se encontraba Fausto Costa, el CEO de Nestlé México.

“Mis preocupaciones se concentran más hacia las mujeres que tienen menos privilegios que nosotros. Son ellas quienes no siempre tienen una voz”, enfatizaba la embajadora Patricia Danzi al inicio, destacando cómo las vidas de las mujeres están negativamente impactadas en tres crisis globales y su resiliencia debería reforzarse.

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Además de mencionar los estragos causados por la COVID-19 y de destacar el reducido acceso que tienen las mujeres hoy a las tecnologías, a la tierra, al capital financiero, lo cual les dificulta superar la crisis, recuperarse y construir sus pequeñas empresas, Danzi se refirió específicamente a la manera en que se ven fuertemente afectadas por las consecuencias del cambio climático.

Mencionó que las inundaciones y otros desastres naturales generan inseguridad alimentaria o la pérdida de medios de subsistencia y conflictos ambientales violentos, caracterizados por la lucha de recursos naturales cada vez más limitados. Un tema abordado con poca frecuencia en los foros de igualdad.

“Tradicionalmente, las mujeres son responsables de la gestión de los recursos naturales como la obtención de agua o de leña, y ellas suelen tener acceso limitado sobre los métodos o asesoramiento sobre los métodos de producción agrícola adaptados al clima y aquellos de reducción de riesgos. Las mujeres están subrepresentadas en el desarrollo de medidas y de tomas de decisión para prevenir o mitigar los efectos del cambio climático o en la gestión de desastres", mencionó.

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Y finalmente habló de la violencia por la guerra. “Son a menudo las mujeres quienes pagan el precio más alto. En los campos de refugiados a ellas les falta protección”, dijo.

La embajadora también se refirió a su más reciente viaje a Sudán, donde tantas mujeres se ven obligadas a vender sus cuerpos, y lamentó que esto es algo que no solo sucede en aquella parte del mundo sino en muchas otras.

“Cuando se trata de firmar un acuerdo de paz, siempre se encuentra a algunas mujeres en la foto, pero rara vez son invitadas a participar en los diálogos, a pesar de que son ellas quienes tienen el pragmatismo de implementar mejores previsiones para sociedades menos violentas”, agregó.

Al tocar el tema del fenómeno de migración, recordó que en México lo conocemos muy bien. Platicó cómo por su trabajo encontró a muchas mujeres en rutas de migración, quienes sabiendo los riesgos del viaje emprendido, incluso el de ser violadas, prefirieron partir empujadas por la desesperación. “En sus ojos vacíos se reflejaba después la desilusión y una gran pena con un daño irreparable”, dijo la Embajadora.

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¿Qué podemos hacer? “Darse cuenta, con el fin de reforzar la resiliencia en las mujeres, implementado medidas de apoyo económico y una política activa para reducir los obstáculos mencionados. Lo que se busca es proteger sus derechos”, recordó.

Y agregó el dato que siempre interesa a los economistas. Aquel que sostiene que el Producto Interno Bruto (PIB) podría aumentar en billones de dólares suplementarios si se desplegaran esfuerzos para reducir las desigualdades existentes entre mujeres y hombres.

“¿Cuál es nuestro rol?”, preguntó de nuevo. “Nuestro rol. Las mujeres informadas y formadas juegan un importante rol en la implementación de buenas prácticas, así podemos ayudar a la recuperación de zonas vulnerables. Las mujeres en red pueden reforzar la resiliencia de una comunidad en su conjunto y actuar como mediadoras. Hay mucho que podemos hacer juntas”, finalizó.

El mensaje, nuevamente, ha sido enviado.

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