Las razones por las que la depresión afecta más a las mujeres
En México, más de 70 mil mujeres han sido diagnosticadas con depresión en lo que va de 2022, en contraste con poco más de 24,000 hombres.
CIUDAD DE MÉXICO. En México, la cantidad de mujeres que son diagnosticadas con depresión es mayor a la de los hombres y de acuerdo con psicólogas expertas consultadas por Dalia Empower los detonantes de este escenario están relacionados con las exigencias que la sociedad impone al género, la desigualdad social, la violencia y otros factores que las hacen más vulnerables.
En lo que va de 2022 se ha diagnosticado a 70 mil 606 mujeres con depresión, en contraste con 24 mil 490 hombres, de acuerdo con el Boletín de Vigilancia Epidemiológica de la Secretaría de Salud. Medicamente, la depresión se diagnostica cuando síntomas como tristeza, sensación de vacío, desesperanza, irritabilidad, frustración y pérdidad de interés en las actividades diarias se mantienen por seis meses o más.
En algún momento del pasado se creyó que debido a la fisiología cerebral de las mujeres, ellas tenían una mayor predisposición a la depresión; no obstante, se ha demostrado que los factores de esta tendencia son más bien de naturaleza social, explicó la psicóloga Alexandra Sotelo en entrevista para Dalia Empower, el proyecto de educación continua especializado en life skills -las llamadas habilidades blandas- equidad de género, diversidad e inclusión.
Por otra parte, la psicóloga Isela Pavón subrayó que aunque se han argumentado componentes hormonales, en realidad no se han realizado estudios serios al respecto, pero sí es necesario llevarlos a cabo para revisar si podrían ser un factor de vulnerabilidad -aunque no determinante, remarcó- para vivir ciertas condiciones de salud mental.
“Hay personas que afirman que las mujeres, por la carga hormonal que tenemos, los estrógenos y demás, tenemos mayor tendencia a experimentar ese tipo de estados anímicos [...]; sin embargo, este tipo de hipótesis no tiene tanta validez porque no están considerando el contexto. Sin embargo, es importante estudiar cómo ese tipo de procesos hormonales que tenemos nos afecta, y verlos como un factor de vulnerabilidad”, señaló.
Una desigualdad social distinta
Un factor que sí incide es la desigualdad social que las mujeres enfrentan de manera muy particular y con mayor impacto, explica Pavón. Además de la desigualdad general que viven las sociedades, en el caso de las mujeres se suman tres componentes más: la brecha salarial de género -bajo la cual, ellas perciben menores ingresos que los hombres por el mismo trabajo-; la excesiva carga de trabajo doméstico y de cuidados que se les impone -y que impide a unas integrarse al mercado laboral y a otras las pone en riesgo de abandonarlo-, así como una menor oportunidad de acceder a altos cargos.
“La desigualdad estructural que vivimos nosotras, obviamente, es bastante evidente, y ha sido estudiado que hay diferencia de sueldo; tenemos menor acceso a la educación, a los puestos de decisión. Esa sociedad machista hace que vivamos acoso sexual de forma más frecuente que los hombres [...]; tradicionalmente nosotras tenemos este rol de cuidadoras en la familia y el hogar, y este tipo de roles dejan [a un lado], en muchas ocasiones, nuestros propios deseos, nuestras propias aspiraciones, y coartan de alguna forma nuestro plan de vida en algunos casos”, señaló.
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En México, una mujer gana 87.80 pesos por cada 100 que ganan un hombre por el mismo tipo de trabajo y las mismas responsabilidades, de acuerdo con la Comisión Nacional de Salarios Mínimos (Conasami). Además, aunque la representación general de las mujeres en las empresas en México se va acercando a la paridad, en realidad se reduce en los niveles más altos de las organizaciones. En lo que respecta a las 182 empresas que cotizan en bolsa en el país, 36% de su plantilla laboral es femenina, pero la cifra baja a 21% en la dirección jurídica; 10% en la dirección de finanzas y 4% en la dirección general. Esto, según un informe del Instituto Mexicano para la Competitividad y el Centro de Investigación de la Mujer en la Alta Dirección, del Instituto Panamericano de Alta Dirección de Empresa Business School.
Por si fuera poco, la pandemia agudizó esta desigualdad, pues hizo retroceder 10 años la participación laboral de las mujeres debido a que millones se vieron obligadas a salir del mercado laboral para atender labores no remuneradas de cuidados y del hogar ante el cierre de escuelas y guarderías, según la Comisión Económica para América Latina y el Caribe. Aunque millones más pudieron trabajar de su casa y atender al mismo tiempo esas actividades no remuneradas, padeciendo burnout en consecuencia. “Con la pandemia, obviamente hubo y fue más visible esto de la doble y triple jornada [laboral], en las mujeres. Desde que nosotros entramos al mundo laboral y los hombres no entraron al mundo de los cuidados, se hizo incluso mayor esta carga y mayor esta exigencia”, señaló Pavón.
La súper mujer
La necesidad de tener una imagen física acorde con lo que dicta el estándar social y, al mismo tiempo, ser 'buena' madre, esposa y trabajadora exitosa, lleva a las mujeres a una autoexigencia muy alta para lograr una estatus irreal de perfección. No poder alcanzarlo genera frustración e insatisfacción, y un gran impacto en el bienestar emocional. Muchas mujeres tienden a compararse con sus madres o con otras mujeres y consideran que no están logrando el éxito que ellas, aparentemente, sí consiguieron.
“Se debe a lo cultural; que nos enseñan qué es ser mujer, buena madre, buena hija, buena esposa. Todos estos estereotipos que de cierta forma, a veces, son inalcanzables", afirmó la psicóloga Gabriela Pérez Aceituno.
"He notado que las mujeres tienden a exigirse, sobreexigirse; tener un rol en un papel de cierta manera. Obviamente, eso impacta emocionalmente. Hay mujeres que tienen, al final, mucha tristeza. La presión social llega a afectarle. También, de cierta manera, llega a tener que ver el tener pareja o no tenerla. Por ejemplo, la violencia llega a ser parte de la depresión”, indicó.
La imagen física es otro elemento crucial. La sociedad ha determinado cómo debe lucir una mujer y eso lo exige a todas. Esa exigencia es un factor de riesgo más para desarrollar un cuadro de depresión. “Toda esta exigencia estética, por decirlo de alguna forma, las exigencias estéticas, culturales y comportamentales, que nosotras le debemos a una sociedad como ésta. O aprendemos que tenemos que tener cierta imagen, ciertos comportamientos. Esto es importante: los roles”, afirmó Isela Pavón.
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La violencia
La violencia es otro componente relevante cuando se habla de depresión en mujeres, señalaron las psicólogas entrevistadas, pues son ellas quienes viven distintos tipos de violencia con mucho mayor frecuencia. En México, 70.1% de las mujeres mayores de 15 años han vivido violencia. De ellas, 51.6% experimentaron violencia psicológica; 49.7%, violencia sexual; 34.8%, violencia física, y 27.4%, económica o patrimonial.
“La violencia de pareja es algo súper importante. La violencia de pareja, que también está relacionada con la depresión en mujeres [...]; la violencia física y la agresión física es una determinante y un sector de vulnerabilidad para sufrir depresión”, comentó Pavón.
Sotelo señaló que otra situación que influye en un mayor diagnóstico de depresión en mujeres es que sus síntomas se relacionan más con ese transtorno. Sin embargo, en el caso de los hombres, esos síntomas no son muy visibles y más bien la depresión se manifiesta como violencia, ira o conductas como lata ingesta de alcohol, otras sustancias, o alcoholismo como tal. Además, ellas suelen estar más dispuestas a pedir ayuda, mientras que los hombres, debido una construcción social, difícilmente se acercan a personal médico.
¿Puedes hacer algo?
Pavón subraya que las mujeres deben tener muy claro que, en realidad, no pueden erradicar estos factores estructurales por sí solas y por su sola voluntad para combatir la depresión. Se trata de factores sistémicos, cuya eliminación más bien está en manos de gobiernos, instituciones, empresas y sociedad, en conjunto. No obstante, sí hay acciones que las mujeres pueden realizar desde su ámbito para prevenir o para tratar una depresión.
“Es muy importante separar lo que puedo hacer como persona dentro de lo posible a lo que no puedo controlar. Es verdad que hay cosas que podemos hacer, pero hay algunas cosas como determinantes sociales -que son puntos importantes y factores vulnerables para padecer depresión- que realmente no podemos controlar. Poblaciones que están en el territorio rural y no tienen todos los servicios, poblaciones que acaban de perder su empleo y no tienen acceso para atenderse en algún lugar son personas que están más susceptibles, y son factores que no podemos controlar y ahí entran las políticas públicas, y esta parte que hay que trabajar no solamente dentro de nosotras y nosotros como individuos, sino hacer esta exigencia social”, explicó la psicóloga.
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Acciones que puedes realizar
- Buscar redes de apoyo: Es importante identificar a la familia, amistades o personas cercanas que pueden apoyarte; explicar tu problemática y pedirles ayuda, dicaó Pavón.
- Validar tus emociones: Las personas solemos no entender lo que sentimos y, por lo tanto, intentamos minimizar esas emociones. Es necesario que las aceptes y valides, explicó Pérez Aceituno.
- Realizar actividad física: El ejercicio físico es una de las formas de producir sustancias químicas que el cuerpo humano necesita para sentirse mejor, de acuerdon con Pavón.
- Hacer actividades que antes eran agradables: Una de las características de la depresión es que la persona deja de realizar las actividades que le gustaban porque ya no le producen alegría. Si esto te esta sucediendo, retoma esas actividades poco a poco, aunque no las disfrutes. Eso te ayudará justo a hacerlo de nuevo.
- Aprender habilidades sociales: Aprender habilidades sociales lleva a las personas a establecer nuevas relaciones que le ayudarán a mejorar su estado anímico, menciona Pavón.
- Buscar grupos de apoyo: Existen grupos de autoayuda, apoyo y grupos de problemáticas específicas, que ofrecen la posibilidad de establecer lazos con personas que pasan por tu misma situación y de enfrentar la depresión en compañías de ellas, de acuerdo con Pérez Aceituno.
- Terapia: Una de las principales recomendaciones, tanto de Pavón como de Pérez Aceituno, es acudir a terapia, si tienes esa posibilidad. Es frecuente que los recursos económicas, la situación geográfica u otras circunstancias, limiten o coarten la oportunidad de tomar terapia; sin embargo, se recomienda agotar opciones, por ejemplo, en centros comunitarios o instituciones asistenciales, pues se trata de un espacio ideal para que puedas trabajar con tus emociones.
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