Karikó, la persistente: la mujer número 13 en ganar el Nobel de Medicina desde 1901
"Hay que centrarse en las cosas que se pueden cambiar”, dice la hoy Nobel de Medicina 2023 también conocida como 'Madre de las vacunas ARNm', que han servido para combatir la pandemia de COVID-19.
CIUDAD DE MÉXICO. Persistencia es quizá la palabra que más se acerca a la historia de la bioquímica húngara Katalin Karikó. Ella se convirtió el 2 de octubre de 2023 en la mujer número 13 en ganar el premio Nobel de Fisiología y Medicina desde que se entrega este galardón en sus distintas categorías, es decir, desde 1901.
La resiliencia es otra palabra. Ambas, persistencia y resiliencia, son soft skills, también conocidas como life skills o habilidades de vida, que Karikó probablemente ya poseía, pero que tuvo que desarrollar aun más para seguir adelante pese a que en 40 años de carrera vivió el rechazo a su investigación sobre el ácido ribonucleico mensajero o ARNm, molécula clave para la vida.
Hoy, Karikó es llamada 'Madre de las vacunas ARNm'. Su trabajo fue la piedra angular para combatir la pandemia de COVID-19, pues permitió crear la vacuna con base en esa tecnología. Hoy también es Nobel de Medicina 2023 junto a su colega Drew Weissman. Karikó, sencillamente, nunca abandonó su investigación y siempre halló nuevos caminos para continuarla.
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La importancia de su desarrollo radica en que se pueden producir vacunas contra todo tipo de virus y bacterias de manera más sencilla, si puede decirse así, y a un precio asequible. Tras las desarrolladas por Moderna y Pfizer-Biontech para el COVID-19, hoy se trabaja en otras para algunos tipos de cáncer y para el VIH, entre otras enfermedades.
Karikó no solo es la mujer número 13 en obtener el Nobel de Medicina; ahora también integra el selecto, pero desolador 6% de mujeres que ha ganado el galardón en cualquier categoría en toda la historia. Se trata de una muestra de la ausencia de equidad de género en el campo de la ciencia. En pleno siglo XXI se estima que la participación de las mujeres en este rubro en el mundo es de apenas 30% debido a creencias y prejuicios sobre el rol, actividades y responsabilidades que deben tener las mujeres.
La hoy Nobel estuvo trabajando gran parte de su vida en las sombras, tratando de convencer a colegas e instituciones sobre el estudio del ARNm y tratando de conseguir financiamiento. En algunas de sus horas más oscuras llegó a perder sus credenciales como investigadora y vivió con cáncer. De hecho, en la primera entrevista que dio tras saberse ganadora, mencionó que hace 10 años la obligaron a jubilarse en la Universidad de Pennsylvania. Pero no se dio por vencida y descubrió en la empresa alemana BioNTech el lugar correcto para ella. La firma de biotecnología se dedica al desarrollo y fabricación de inmunoterapias activas para un enfoque específico del paciente en el tratamiento de enfermedades graves.
Karikó ha conseguido llegar hasta este 2023 gracias a su conocimiento y a un trabajo arduo. Pero también a habilidades de vida o life skills como la perseverancia, la resiliencia, la orientación a resultados, la automotivación y la resolución de problemas. Sobre este último punto es su mayor consejo: No insistas en los problemas; “hay que centrarse en las cosas que se pueden cambiar”.
"Cuando me despidieron, no pasé tiempo sintiendo lástima por mí y diciendo cosas como '¿Por qué a mí?'. Tienes que concentrar toda la energía que tienes para gastar, en buscar: '¿Y ahora qué? ¿Qué puedo hacer?'", dijo.
Admite que la perseverancia ha sido clave en su vida, pero destaca que igualmente lo ha sido la influencia de sus genes, combinada con el ejemplo y la influencia de sus padres, maestras y maestros y amistades. "Ellos moldean la persona que serás", comentó.
La autoconfianza fue quizá una de las habilidades de vida que más tuvo que trabajar. Sobre ello arroja luz cuando cuenta que su madre, fallecida en 2018, siempre estaba atenta al anuncio del Nobel porque un día su hija podía ser la ganadora. "Sabes, me estaba riendo, ni siquiera era profesora, ni tenía un equipo, y le dije a mi mamá: 'No escuches'; y ella dijo: 'Sí, pero ya sabes, trabajas muy duro'".
Katalin Karikó nació el 17 de enero de 1955, en Szolnok, Hungría. El Instituto Karolinska de Estocolmo, en Suecia, anunció el 2 de octubre que concedió el Nobel de Fisiología o Medicina a Katalin Karikó y Drew Weissman "por sus descubrimientos sobre modificaciones de bases de nucleósidos que permitieron el desarrollo de vacunas de ARNm eficaces contra la COVID-19".
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