Fragmentemos el techo de cristal que enfrentan mujeres... y también minorías

Si bien, el término 'techo de cristal' es comúnmente relacionado con las mujeres, también puede ser aplicado a grupos minoritarios. Sobre esto escribe la consultora Ilunka Estrategia Sustentable.

techo de cristal
Foto: Shutterstock

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Por María Rojas / ILUNKA, Estrategia Sustentable

"Como la gota en la piedra: Constante hasta que ceda"

El otro día escuché esta frase y me pareció muy acertada. Sabemos que hay muchos mitos y realidades relacionados con el llamado 'techo de cristal'. Para algunas y algunos, puede resultar sólo una percepción; para otros, una oportunidad para identificar las brechas e inspirar a construir caminos hacia una igualdad más objetiva. Pues bien, al ser la aspiración un motor, se espera que surjan dudas y preguntas sobre cómo lograr una transformación: ¿Cómo comenzar un cambio? ¿Qué acciones y actitudes están en nuestras manos promover?

Te invito a que comencemos por comprender algunas definiciones acerca de lo que significa el llamado 'techo de cristal', una de ellas es la que realizó la escritora Marilyn Loden en 1978 para explicar las barreras que las mujeres enfrentaban cuando se esforzaban por ascender en su lugar de trabajo, así como las limitaciones informales que les dificultaban ser promovidas, tener aumentos salariales o mejorar sus oportunidades laborales.

Por otro lado, de acuerdo con ONU Mujeres, el techo de cristal es una metáfora que ha sido utilizada para describir las barreras invisibles (“de cristal”) a través de las cuales, las mujeres pueden ver las posiciones de élite, por ejemplo, en el gobierno o el sector privado, pero no las pueden alcanzar (se los impide el "techo" invisible). Es decir, son barreras que dificultan que mujeres y minorías étnicas consigan y se aseguren los empleos más prestigiosos o mejor pagados del mercado laboral.

Con base en el Reporte de Brecha de Ingresos en México, realizado por el Instituto Mexicano para la Competitividad (Imco) en 2022, la brecha de ingresos en mujeres es de 14 por ciento. En otras palabras, por cada 100 pesos que recibe un hombre en promedio por su trabajo al mes, una mujer recibía 86 pesos por llevar a cabo la misma labor.

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Paradójicamente, un estudio de Principios para el Empoderamiento de las Mujeres, realizado por ONU Mujeres, demuestra que existen beneficios al incorporar los principios de igualdad de género y la inclusión de mujeres en todos los niveles. ¿Por qué? Porque además de representar 64% de las decisiones de compra, su creatividad, visión y gestión han comprobado ser benéficas y generar resultados para las compañías.

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Datos de la Organización Internacional del Trabajo, arrojan que cuando las empresas implementan y sostienen una cultura organizacional inclusiva con políticas de equidad, tienen 63% más probabilidades de aumentar su rentabilidad y productividad, mejoran la reputación de la empresa e incrementan el interés y la demanda de las y los consumidores.

Sin embargo, aun con estos datos, en Europa, por ejemplo, la representación de las mujeres en Consejos de Administración oscila en un 40%, mientras que en México apenas alcanza 9.7%, siendo un dato incluso más bajo en comparación con países latinoamericanos como Perú (13.2%), Chile (10.5%) y Brasil (10.4%), de acuerdo con el estudio de Deloitte llamado Mujeres en los Consejos de Administración, referenciado en el artículo de la revista Forbes de noviembre 2022, titulado “En México un hombre gana 100 pesos, una mujer solo gana 86”.

Si bien, el término 'techo de cristal' es comúnmente relacionado con las mujeres, recordemos que también puede ser aplicado para aquellas minorías cuyas características como clase social, etnia, orientación o identidad sexual, edad o religión entre otros, son un obstáculo.

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Conociendo estos datos, regresemos al inicio de esta conversación. ¿Cómo se pueden promover cambios y qué aspectos están en nuestras manos para comprender por qué siguen existiendo barreras? ¿Cómo rompemos los paradigmas u obstáculos que han limitado la posibilidad de elegir o de equilibrar una vida personal y laboral?

La autora, Lois P. Frankel, en su libro Las Chicas Buenas Todavía no Llegan a los Puestos Directivos, menciona algunas situaciones que representan esos obstáculos. Por ejemplo:

  1. Decir "No" y evitar la sobrecarga de tareas cuando estamos buscando ocupar un nuevo puesto y ser consideradas por nuestras acciones para ello, nos resulta todo un desafío. Negarnos a realizar tareas o proyectos que pensamos nos pueden hacer más 'visibles' ante la organización nos resulta difícil, y entonces las aceptamos y nos llenamos de tareas que requieren un alto porcentaje de tiempo y esfuerzo, y que terminan por desgastar nuestra productividad y por fragmentar en varios sentidos la vida personal. Es importante hacer un balance para comprender la magnitud de las actividades y proyectos asignados, y ser realistas con la cantidad de compromisos que podemos abordar, de manera tal, que logren un resultado excepcional sin sacrificar otros aspectos que a la larga, son irreparables. Saturarse de proyectos o actividades no asegura el éxito organizacional. Ahora, vayamos a otros tema que menciona la autora y está relacionado con esto:

  2. El multitasking. Este concepto ha tenido aspectos positivos y negativos, pero la realidad es que el gran secreto es balancear las actividades que generan valor y dedicar el tiempo y esfuerzo suficiente a las que así lo ameriten. Estar inmerso o inmersa en un sinfín de tareas puede ocasionar que no se concluya ninguna de ellas en tiempo y forma, y conseguir sólo un alto nivel de frustración.

  3. Finalmente, y no menos importante, es desarrollar una sólida red de contactos: hacer networking. Es importante conocer la diversidad de personas y maneras de pensar. Esta visión nos podría proporcionar elementos que probablemente estamos omitiendo dentro de ese esfuerzo por comprender de una mejor manera nuestro entorno.

Estas tres acciones podrían sonar muy básicas, pero en ellas radica el origen de las brechas que hemos mencionado y, por lo tanto, la vía para identificar y trazar caminos más profundos. En estos caminos podemos identificar desde el terreno propio cómo contribuir, y no solo mejorando de manera personal, sino inspirando a otras personas para que las cosas sucedan.

En este sentido, es importante también crear sinergias y ayudar a otras a “romper” el techo. Quienes han logrado traspasar esa barrera, están llamadas a ser mentoras de las que aún están en la lucha. No debemos generar un espíritu de competencia, sino un espíritu de legado.

Lee otro artículo de opinión: El poder del liderazgo está en servir

Diversos estudios mencionan que las empresas con CEO mujeres tienen consejos significativamente más equilibrados que las organizaciones dirigidas por hombres.

Es importante mencionar que la equidad comienza desde el momento en que se considera al mejor talento para un puesto, pero el hecho de crear una red de apoyo o sinergia en donde se compartan experiencias que enriquezcan e inspiren a más mujeres, puede generar también un cambio. Se trata de abrir oportunidades. Recordemos que nos enfrentamos a un sistema que ha sido construido a lo largo de una historia preponderantemente escrita y dirigida por hombres, y quebrar lo que llamamos 'techo de cristal' debe ser el resultado de una tarea conjunta en donde con nuestras acciones demos pie a la transformación del sistema.

Siendo conscientes de que la inclusión y la participación de las mujeres y minorías contribuye a muchos aspectos positivos en una organización, ¿por qué no comenzar por alzar la voz para hacernos visibles, compartiendo opiniones e inquietudes, no menospreciando logros y ejerciendo la mayor contundencia y objetividad en el valor que un proyecto agrega y contribuye a la organización? Exigiendo transparencia, promoviendo la comunicación, siendo fieles a nuestros valores. Éstos, son aspectos que hoy están en nuestras manos ejercer de manera continua y a través de los cuales se podrían impulsar iniciativas públicas y privadas para la búsqueda de una equidad. Ése es el verdadero empoderamiento.

Con esto en mente, sabemos que resulta un reto traspasar de golpe ese techo que aún existe, pero con pequeñas acciones es posible que esa gran piedra ced; es posible fragmentar ese gran techo de cristal.


* Las opiniones expresadas por la autora de este espacio no representan la visión ni la postura de Dalia Empower


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