8 confesiones de las empresarias Gina Diez Barroso y Silvia Dávila
Las empresarias Silvia Dávila, presidenta regional de Danone LATAM, y Gina Diez Barroso, fundadora de Dalia Empower, compartieron sus reflexiones sobre ser mujer, el fracaso y su propósito de vida.
CIUDAD DE MÉXICO. Solo reconociendo su propio poder, las mujeres pueden cambiar su historia, coincidieron Silvia Dávila, presidenta regional de Danone Latinoamérica, y Gina Diez Barroso, fundadora del proyecto de educación continua especializado en life skills o habilidades blandas, Dalia Empower.
Ambas mujeres líderes y empresarias compartieron sus reflexiones sobre ser mujer, sobre el éxito y el fracaso en esta era, así como sus propias experiencias de vida y lo que han aprendido de ellas, durante el evento virtual y gratuito Power Skills for Power Woman realizado por Dalia el 16 de marzo de 2022 y al cual se registraron cerca de 900 personas.
En una dinámica en la que respondieron preguntas planteadas por las personas participantes en el evento, Silvia Dávila -reconocida en el ranking de las mujeres más influyentes de las revistas Expansión y Forbes-, aseguró que la época actual es la mejor para ser mujer, pues son tiempos de transformación constante para ellas en todos los ámbitos. Y agregó que bajo ese escenario, las mujeres deben sumar a los hombres a la esos cambios y a la conversación para juntos lograr una mayor equidad de género.
En una de sus intervenciones, Gina Diez Barroso afirmó que los cambios que está generando en la vida de las personas a través de sus iniciativas y, en específico, el papel que ha tomado para ayudar a las mujeres a alcanzar sus metas, son su motivación diaria. La empresaria es la única mujer mexicana que pertenece al 200 Women Business Leaders of the World, representante de México ante el G20 y la iniciativa de mujeres del G20. Fundó la universidad Centro y Dalia Empower, este último un proyecto enfocado a apoyar a las mujeres a alcanzar sus metas profesionales y personales.
A continuación 8 preguntas que las mujeres asistentes al evento de Dalia hicieron a las dos empresarias y las respuestas que consiguieron de ellas:
Pregunta 1 ¿Para ti qué es ser mujer en estos tiempos?
Silvia Dávila: Es el mejor tiempo para ser mujer para mí. Somos, estamos reconociendo la capacidad que tenemos de hacer cambios y nos estamos atreviendo a hacerlo. Creo que es la mejor generación y creo que muchas de las mujeres que estamos en una posición de liderazgo, no nada más estamos haciendo cambios para nosotras, al contrario, estamos pavimentando el camino para el cambio que viene. Yo siento una gran responsabilidad hacia las nuevas generaciones y de asegurar que el camino sea mucho más parejo hacia ellas. Entonces asumo mi responsabilidad y a veces tener que romper techos, aunque me caigan encima. Pero es importante porque necesitamos que la siguiente generación se la crea, porque la capacidad de la mujer siempre ha estado. Me encantó una plática que diste [se dirige a Gina Diez Barroso] sobre a quién le tienes que dar el poder. El poder se lo tiene que dar uno mismo.
Gina Diez Barroso: Me encantó tu respuesta.
Pregunta 2: ¿Cuál es tu súper poder?
Gina Diez Barroso: Personalmente no creo que tenga uno. Yo creo que de repente me salen diferentes según el momento de mi vida. Creo que una de las cosas que tengo es que sí me escucha la gente. Yo digo que si yo no hubiera sido lo que soy, tal vez hubiera sigo terapeuta, psicóloga o psiquiatra. Yo creo que uno de los poderes que tengo es que sí influyo con lo que digo. Entonces tengo gran responsabilidad. Cuando las personas son influencers, ¿qué es lo que verdaderamente estás influenciando? Si verdaderamente eres influencia, pues ten muchísimo cuidado con cómo vives. Un poder que tengo es que sí tengo mucha influencia en muchas personas y tengo que tener mucho cuidado en lo que hago, en lo que digo y en cómo vivo. Entonces, yo creo que ese es un poder que tengo y que tengo que llevarlo con muchísima responsabilidad y muchísimo cuidado.
Silvia Dávila: Grandes poderes traen grandes responsabilidades, dicen por ahí. Yo creo que tengo un poder muy parecido al tuyo. Soy escuchadora y genero redes de confianza. Es algo que me lo tomo muy a corazón, el decir: cómo apoyo; encontrar y encontrar algo; cómo soy yo y a través de mí, hacer las conexiones. Mi superpoder es ser conectora.
Gina Diez Barroso: Es un superpoder porque fíjate, muchas personas creen escuchar y no escuchan. Yo creo que hemos hablado aquí con varias de las speakers de la importancia de las redes y de la importancia de conectar a las personas desinteresadamente, porque muchas personas conectan con un interés escondido. Entonces tú eres una conectadora, desinteresadamente, que es un superpoder.
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Pregunta 3 ¿Qué te hace ser una mujer imparable?
Silvia Dávila: Yo creo que mi firmeza de convicciones y el medir. Yo mido mucho mi trabajo en función del impacto. Hace muchos años descubrí qué me hacía levantarme en las mañanas y tiene que ver con cuántos empleos, a través de mi gestión, se pueden generar. Por ejemplo, esa es una de mis métricas más importantes. Siempre he creído que lo que saca adelante a nuestro país y, en general, a las sociedades, es gente que tenga trabajos dignos. Entonces, si a través de mi influencia y a través de mis decisiones puedo ayudar a que se generen más empleos, que se generen estos empleos, donde se genera toda una economía positiva alrededor de ellos, para mí eso es un buen trabajo. Eso, yo creo, es lo que me hace imparable; es el impacto lo que me emociona.
Gina Diez Barroso: Tienes muchísima razón y yo voy a acordarme de una persona que me impactó a mí y que me hizo precisamente darme cuenta de por qué no paro. Primero, yo tengo una cosa muy chistosa. Yo le juré a mi esposo que cuando cumpliera 60 años me retiraba y nos íbamos a comprar una casita en Ixtapa y en fin. El caso es que ni me retiré ni nada. Fue el día que fundé Dalia y te voy a decir, yo tuve la suerte y el privilegio en uno de los eventos del G20, de hablar con Christine Lagarde. Y Christine Lagarde me dijo: ‘Fíjate Gina que yo a mi edad, yo estoy casada, tengo hijos y nietos por mi edad, y tengo un marido, que es un socio de vida’. Si se acuerdan Christine Lagarde. Tiene un cuerpazo y dice que se levanta a las 5 de la mañana a hacer ejercicio. Se le queda viendo a su esposo y dice: ‘Me debería retirar. Me debería retirar y ya tomarla con calma'. Y dice: 'Nada más me acuerdo de una mujer, una mujer que me dice que por lo que yo hago su vida se ha transformado, pego un brinco, me meto a la regadera y me olvido de ese pensamiento que cruzó por mi cabeza en ese instante, y me convierto en lo que soy’.
La verdad es que eso me pasa a mí. Encontré mi propósito en la vida a mis 43 años que hice Centro [la universidad] y mi propósito es la educación, seguro. Y después se convirtió en la educación de mujeres, darles las herramientas necesarias para que alcancen sus metas personales y profesionales. Entonces, eso es lo que me hace a mí imparable. Lo que tú dices. A ti el trabajo y a mí la educación. Son dos cosas que trascienden. El día que cerremos los ojos de este mundo, valió la pena e hicimos algo absolutamente trascendente.
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Pregunta 4: ¿Cuál es tu motivación?
Silvia Dávila: Creo que se parece mucho a la anterior. Mi motivación para mí es muy clara. Como estamos hablando de impacto. Y sí he de confesar, tengo un sesgo femenino que lo hemos ido afinando con el tiempo porque necesitamos a más hombres en la conversación. Ahorita estoy enfocando mucho de mi tiempo en ver cómo ayudamos a hombres a hacer la transformación. Entonces, tenía mucho de mi mentora y del tiempo que asigno de mi tiempo personal, muy, muy dedicado a mujeres, coaching y mentoreo. Y ahorita estoy subiendo cada vez más a hombre a la conversación porque me encuentro a hombres que están interesados: ‘Quiero hacer el cambio, pero no sé cómo porque traemos un sesgo cultural tan grande, tan duro, cargado en la espalda’. Literalmente son cosas de las que no se dan cuenta. Entonces, esa es mi motivación: hacer suelos más parejos.
Gina Diez Barroso: Me encanta y tienes toda la razón porque luego nos quejamos en algunos grupos de que no nos incluyen y no incluimos, y yo creo que es muy importante; el hombre es un socio estratégico en este momento. Nosotros lo que damos en Dalia a empresas, -que gracias a Dios ha crecido muchísimo […], en hombres damos nuevas masculinidades. Los hombres dicen: ‘Yo quiero colaborar, yo quiero trabajar, yo quiero ser incluyente y quiero quitarme estos sesgos que tengo bajo la cultura y la educación pero ¿cómo le hago? Hasta qué punto puedo tratar de educar a mis hijas y a mis hijos’. Es importante que a nuestra edad y nuestros empleados enseñarles cómo pueden cambiar la cultura de educación en sus casas porque yo estoy convencida que cuando empecé a trabajar en el W20 como en Empower, nos preguntaban que si el machismo era mexicano. Yo, inclusive, lo dije al empezar este evento de Dalia, el machismo es un nombre. El problema de la inequidad y todos estos pisos no parejos que se te caen encima, pues lo trae todo mundo y mientras no cambiemos cómo educamos a nuestras hijas e hijos pues no va a cambiar. Yo creo que en las empresas y tú, que tienes acá a tus empleados bajo tu cargo, el enseñarles a educar a sus hijos e hijas es importantísimo.
Cuando estuve con Malala y con su papá, mi esposo me decía: ‘Qué padre que estés con Malala, pero yo quiero hablar con el papá’. Porque decía que cómo un hombre después de que le pasa eso a una hija [el Talibán atentó contra la vida de Malala por defender la educación de las niñas] todavía está apoyando su esfuerzo. Y Malala me decía: ‘Mi papá es quien me dio alas para volar y hoy es el viento que sopla detrás de mis alas’. Yo siempre digo que, un papá qué más le puede pedir a la vida que una hija que diga que eres el viento que sopla detrás de las alas que le diste. Creo que es importantísimo lo que dices Silvia, sobre verdaderamente ser incluyentes con los hombres.
Me molesta cuando la gente dice que las mujeres somos mejores o que los hombres son mejores. Somos tan distintos que por eso hacemos la riqueza en las empresas y en el mundo porque somos completamente diferentes. Entonces, qué bueno que estamos haciendo.
En Dalia estamos organizando un premio para fin de año para reconocer a los 10 hombres que más han hecho por la equidad y me parece importante, porque nadie lo ha hecho y Dalia es la organización que lo va a hacer.
Silvia Dávila: Es muy importante y otra vez, no es que no se quieran sumar a la conversación; a algunos les da miedo y muchos otros es simple y sencillamente no saber cómo hacer la diferencia.
Pregunta 5: ¿Qué consejo le darías a tu ‘yo’ más joven?
Silvia Dávila: Esta [pregunta] me hizo pensar mucho porque me he dado muchos consejos a lo largo de la vida [como] tener más paciencia, pero yo creo que uno es ser muy consciente de no relegar mi autoestima a alguien más. Me es muy fácil en una situación conflictiva dudar de mí, y mientras más chiquita más. Pero todavía hasta la fecha. No crean que es un consejo a mi ‘yo’ más joven, a mi yo del presente tengo que estar constantemente recordando quien es la fuente de mi autoestima y no regalársela a alguien.
Gina Diez Barroso: Yo creo que yo me daría un consejo. Primero, es un consejo bastante personal en el sentido de mi vida personal, desde luego mi consejo es: no te cases tan joven. Es un consejo que cada quien, cada quien tiende su cama como dice mi hijo Billy, pero yo sí me casé demasiado joven. Muchas veces les digo a las niñas: ‘No planeen su boda, planeen su vida’. Yo creo que yo en ese momento planeé mi boda y no mi vida. Es un consejo que me hubiera dado. Otro consejo es no ser tan dura con las cosas que no me salen bien, porque lo decía Tatiana Bilbao hace rato, que tiene una hija que se culpa mucho de las cosas que hace. Yo me pongo las barras muy altas y claro, ahorita ya no tanto pero de más joven, las mismas barras me las ponía muy altas y si no lo hago perfecto, me estoy flagelando demasiado. Yo creo que ese es el problema de las mujeres en general. Me preguntaban en una ocasión, qué pasa cuando las cosas no las podía hacer y no es que no las pudiera hacer, es que las barras son demasiado altas. Las mujeres siempre se ponen barras demasiado altas. A mí yo más joven le diría: ‘ve poco a poco; las barras se van saltando poco a poco, no tienes por qué poner una barra como olímpica para que no la puedas saltar’.
Silvia Dávila: Exactamente, si vas por algo vas por el reto olímpico y yo creo que no es ir por el reto olímpico; vas poco a poco. También tenías otro que me gustó oír de ti, que es un socio de vida.
Gina Diez Barroso: Va de la mano. Es muy chistoso porque cuando digo que no necesitamos esposos o esposas, todo mundo se queda así… Pero luego continúo y digo, lo que necesitamos son socios de vida, que tenga el título o no de esposo eso es aparte. La realidad es que para tener un socio de vida también hay que negociar la relación. Cuánta gente se casa literalmente planeando la boda, esa noche, pero qué pasa al día siguiente, es toda una vida y nunca en la vida te sentaste con esa persona a decir qué piensas de los valores, qué piensas de los hijos, qué piensas del dinero, qué piensas si yo quiero crecer profesionalmente y me dan una oportunidad fuera de México: ¿me seguirías o no? Negocias si tienes 15 años y vas a vender limonadas; eso sí lo negociarías con una amiga. Porque la vida no la negocias y te das cuenta al año de casada que el famoso esposo, no es tu socio de vida; no está de acuerdo con que crezcas y la educación es distinta a la que tú quieres. En religión piensa distinto, en valores supremos piensa distinto, en economía piensa distinto y ya llevas un año casada.
Silvia Dávila: Eso es poderosísimo. El socio de vida y esto que estamos diciendo: la conversación; hablar de prioridades y quitarle el mito de que es una conversación de dinero superflua. No, no, no; hablar de dinero es hablar de prioridades y valores.
Pregunta 6: ¿Cómo defines el fracaso?
Gina Diez Barroso: Yo esa la tengo clarísima. A mí me preguntaban el otro día que si yo había fracasado. Yo dije: ‘Nunca’. Y no crean que porque no he fallado; he fallado miles de veces, muchas miles de veces. Para mí el fracaso es el momento en que dices: ‘Ya no quiero seguir tratando, ya, ya no quiero seguir tratando’. Pero fallar… fallar es un proceso para lograr tus metas, cualquiera que éstas sean. Creo que cualquier persona que llega, en el caso nuestro, a una entrevista de trabajo y dice: ‘Yo nunca he fallado’, híjole… es que nunca has tratado, nunca has tratado de hacer nada. Porque fallar es un proceso normal de cualquiera, sea emprendedora o persona que trabaja en una empresa. Pongo el ejemplo de Abraham Licoln, que para mí es uno de los mejores presidentes que ha tenido Estados Unidos, y quien 15 veces trató de entrar al gobierno americano y 15 veces no pudo, hasta que insistió, insistió, insistió y lo logró. Para mí, eso es el fracaso, decir: ‘Ya no quiero seguir tratando’.
Silvia Dávila: Totalmente de acuerdo contigo. El ‘No’ ya lo tenemos ganado; luchar por el sí cuesta trabajo. Entonces, sabiendo que a lo que te vas a enfrentar es a muchos ‘No’ en tu vida y pocos ‘Sí’. A mí me pasa que cuando alguien me dice: ‘Esto no se puede’... ¡Ay ay ay! Como que me entra una pasión interior de decir: ‘No, como te lo presenté y, a lo mejor, no en este momento. Deja de regreso a decir cómo sí’. Y este proceso de decir cómo sí, te abre un mundo creativo espectacular, porque cuando eres firme en tus convicciones, un ‘No’ no es un fracaso. Yo como interpreto cuando oigo ‘No’, es no como lo hice, no como lo presenté. Y sí, yo creo que un error es eso; es solamente un error.
Un proceso olvidado es otro error. Los errores se tienen que capitalizar siempre, es decir, qué no vi que me hizo tomar esta decisión, qué aprendí nuevo, qué tengo que no repetir. Yo creo que eso es donde para mí está el corazón y el valor del error; que el error te lleve en una reflexión que se convierta en un aprendizaje y entonces los errores se convierten en eso, en solamente un error y no un fracaso. Y ahí es donde yo les digo mucho a mis equipos: ‘Si nos vamos a equivocar, está bueno equivocarse, pero que sea lo más barato posible, para que el aprendizaje nos genere el mayor valor’. Pero aplica también para mi vida. Si te vas a equivocar, nunca que pongas en riesgo tu seguridad y tu autoestima, y más bien sea ésta, fortaleza de aprendizaje.
Pregunta 7: ¿Cómo quieres que te recuerde la gente?
Silvia Dávila: Otra vez tiene que ver con abrir posibilidades o lo que hablábamos de conectora. El hecho de que gracias a algo que tuvimos en alguna conversación, [las personas] tomaron alguna decisión en su vida. Simple y sencillamente gracias a tu apoyo. Ese para mí es uno de mis mayores motivadores.
Gina Diez Barroso: Yo creo que es clarísimo. Yo también quisiera que me recordaran como alguien que trató de hacer un piso más parejo para los jóvenes en el sentido de educación, para el mundo creativo y, por supuesto, para las mujeres. Quisiera que me recordaran porque gracias al esfuerzo que hicimos el mundo es más parejo y las mujeres pueden llegar a lograr sus metas. Eso para mí es importantísimo a nivel personal y profesional; creo que por eso me doy por bien servida.
Hoy en día, una vida sin propósito es mucho más triste. Tú lo encontraste [se dirige a Silvia Dávila], yo lo encontré. Y yo sí le aconsejo a todas las que ahorita nos están oyendo y viendo, que traten de buscar su propósito. Su propósito es por qué estoy aquí. No es que es lo que estoy haciendo. Todos sabemos qué estamos haciendo, pero una vez que sepamos porqué lo estoy haciendo, todas estas preguntas caen solitas.
Silvia Dávila: El propósito no cae y mágicamente amaneces. Es ir buscando esto que te hace levantarte en la mañana, lo que prende tu fuego interior y en la vida seguir buscando a través de tu profesión. Si logras conjuntar lo que haces con tu propósito y todavía una conjunción más linda es que te paguen por ello, acabas encontrando realmente ese fuego que te levante por las mañanas. Pero sí es una búsqueda constante e inclusive, cuando lo tienes claro, lo tienes que seguir afinando.
Pregunta 8: ¿Qué mensaje de cierre quieres dejar en el foro?
Silvia Dávila: No esperes, haz las cosas suceder. Realmente, el poder radica en ti, la búsqueda radica en ti. Busca esa pasión interior y activamente proyectada al mundo. Cuando la empiezas a proyectar, luego luego se te van abriendo los caminos. Es esa creencia interior para salir a buscar.
Gina Diez Barroso: Encuentren su poder. Trabajen para encontrar ese poder porque nadie se los ha extirpado. Recuerden, nadie. Trabajen para recuperar ese poder y encontrarlo. Y, segundo, no dejen de aprender cosas nuevas porque es muy importante; las oportunidades se les van a dar. Hoy en día las oportunidades se les van a dar porque a las mujeres se les están dando las oportunidades, ya sea que se les da el asiento por ser mujer, tómenlo, tómenlo y siéntense. Después tienen que probar que están ahí porque merecen estar ahí, para eso entrénense, aprendan, tomen cursos, lean. Realmente prepárense para esas posiciones que hoy se están abriendo porque estamos de moda; realmente estamos de moda y vamos a seguir de moda toda la vida.
Entonces es muy importante que sigan preparándose, que reconozcan su poder, no dejen al destino su futuro. Armen su futuro, armen su vida y sean dueñas de lo que viene. La narrativa es suya y tomen la posición del artista principal de la película, no del extra.
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